Defensa de la moral religiosa

El principio de su señoría, bien analizado su discurso es el siguiente: en la política interior, la legalidad; todo por la legalidad; todo para la legalidad..; y yo, señores, que creo que las leyes se han hecho para las sociedades y no las sociedades para las leyes digo: la sociedad, todo para la sociedad, todo por la sociedad…

Cuando la legalidad basta para salvar la sociedad, la legalidad; cuando no basta la dictadura.

Señores, esta palabra tremenda (que tremenda es, aunque no tanto como la palabra revolución… ) digo que esta palabra tremenda ha sido pronunciada aquí por un hombre que todos conocen; este hombre no ha sido hecho por cierto de la madera de los dictadores…

Digo, señores, que la dictadura en ciertas circunstancias… es un gobierno legítimo, es un gobierno bueno…

El fundamento, señores, de todos vuestros errores (dirigiéndose a los bancos de la izquierda) consiste en no saber cual es la dirección de la civilización y del mundo… El mundo, señores, camina con pasos rapidísimos a la constitución de un despotismo… Para anunciar estas cosas no necesito ser profeta. Me basta considerar el conjunto pavoroso de los acontecimientos humanos desde su único punto de vista verdadero; desde las alturas católicas.

Señores, no hay más que dos represiones posibles: una interior y otra exterior, la religiosa y la política. Estas son de tal naturaleza, que cuando el termómetro religioso está subido y el termómetro de la represión está abajo, y cuando el termómetro religioso está bajo, el termómetro político, la represión política, la tiranía, está alta. Esta es una ley de la humanidad, una ley de la historia …

Así, señores la cuestión, como he dicho antes, no está entre la libertad y la dictadura… Se trata de escoger entre la dictadura que viene de abajo y la dictadura que viene de arriba: yo escojo la que viene de arriba porque viene de regiones más limpias y serenas… Señores, al votar nos dividiremos en esta cuestión y dividiéndonos, seremos consecuentes con nosotros mismos. Vosotros, señores, votareis, como siempre, lo más popular; nosotros, señores, como siempre, votaremos lo más saludable.

Enviado por Enrique Ibañes